jueves, 18 de octubre de 2007

La momia de Tutankamón será exhibida en una urna de plexiglás en su tumba original

La momia del faraón Tutankamón, será mostrada al público el próximo noviembre, por primera vez será exhibida dentro de una urna de plexiglás en su tumba original del Valle de los Reyes, en Luxor.
En declaraciones al semanario "Al Ahram Weekly", el director del Consejo Supremo de Antigüedades egipcio (CSA), Zahi Hawass, explicó que la momia estará cubierta de lino, como fue encontrada en 1922, pero la cara estará descubierta "para que los visitantes puedan ver el verdadero rostro del faraón".
La urna tendrá un sistema de control de temperatura y humedad, similar al existente en la "sala de las momias" del Museo de El Cairo, para evitar que el aliento de la respiración de los miles de visitantes que cada día visiten la tumba pueda dañar el estado de la regia momia.
Hawass, que poco a poco va desvelando los detalles de lo que promete ser una operación muy mediática, no ha precisado en qué fecha exacta se podrá visitar la famosa momia, y de momento sólo se sabe que será a mediados de noviembre.
Según el jefe del CSA, la momia de Tutankamón resultó muy dañada cuando fue descubierta en 1922 por el británico Howard Carter y su equipo, que no dudaron en utilizar cuchillos y hasta barras de hierro para separar la máscara funeraria, los collares y las múltiples joyas que adornaban el cadáver del joven faraón.
De hecho, la momia quedó partida en dos al nivel del vientre, y las piernas y los brazos también quedaron separados del cuerpo, así como las manos y los pies, que Carter solo pudo pegar rudimentariamente con resina, hasta que en 1968 fueron de nuevo reconstituidos.
El arqueólogo añadió que en esa misma ocasión se mostrarán, también por vez primera, 16 jarras que pertenecían al ajuar del faraón y que se cree que contienen restos de cereales, cerveza, vino y otros alimentos que acompañaban al rey en la eternidad.
Estas jarras, que fueron descubiertas dentro de la tumba por Carter, habían sido almacenadas y olvidadas en un depósito de Luxor, asegura Hawass.
Tutankamón, que murió con solo 19 años, reinó entre 1361 y 1352 antes de Cristo, y si ha pasado a la historia no fue por los logros de un reinado anodino, sino por ser el único faraón cuya tumba no fue pasto del saqueo y pudo encontrarse intacta.
Fuente: EFE

martes, 16 de octubre de 2007

El sol volverá a iluminar rostro de Ramsés II en Abu Simbel el próximo día 22.

El rostro de la gran estatua del faraón Ramsés II que se encuentra en el templo de Abu Simbel, en el Alto Egipto, volverá a iluminarse por los rayos del sol el próximo 22 de octubre en un fenómeno que ocurre sólo dos veces al año.
Según la agencia oficial de noticias egipcia MENA, por este motivo el patio del templo acogerá ese día por la tarde un acto en el que participarán varios grupos folclóricos.
Además, los visitantes podrán disfrutar de un espectáculo de luz y sonido que narrará la historia del rey Ramses II y explicará el proyecto de la UNESCO, que salvó al templo de Abu Simbel de quedar sumergido bajo las aguas del lago Naser cuando se construyó la gran presa de Asuán en 1964.
La entrada de los rayos solares verticales por la estrecha puerta que conduce al interior de uno de los dos templos construidos en Abu Simbel, a 280 kilómetros al sur de Aswan, volverá a producirse el 22 de febrero.
Ramsés II, faraón de la XIX dinastía del Imperio Nuevo (1539-1075 antes de Cristo), construyó dos templos en Abu Simbel, uno grande para los dioses, Ra y Amún, y otro pequeño para su esposa, la reina Nefertari.
Según los arqueólogos, el templo del sol, como también se conoce al de Ra y Amún, está construido de manera que los rayos solares iluminan la cara de la estatua de Ramses II tan sólo dos veces al año: una el 22 de octubre, para conmemorar su acceso al trono, y otra el 22 de febrero, con motivo de su cumpleaños.
La primera persona que registró este fenómeno, que muestra el avanzado conocimiento de los faraones en geografía y en arquitectura, fue la arqueóloga Emilia Edward, en 1899, quien lo
registró en su libro "Mil millas a lo largo del Nilo".
Los ingenieros de la UNESCO que participaron en el salvamento del templo tuvieron en cuenta este fenómeno y consiguieron que se repita en su nueva localización, varios metros por encima de su emplazamiento original.
Fuente: EFE. Fotografía: El Mundo.es